Es importante tener presente que el contexto de intervención del servicio de apoyo a la capacidad jurídica es coercitivo, es decir, un alto porcentaje de las personas destinatarias de medidas de apoyo no las reciben de manera voluntaria, es un tercero quien, sentencia mediante, determina la necesidad de las mismas para ejercer una plena capacidad (que le es inherente, propia y de la que no se le puede despojar).

Teniendo en cuenta esta característica tan determinante cabe preguntarnos cómo acoger en el servicio a sus destinatarios. ¿Cómo se acoge a alguien que no ha pedido ser acogido? La importancia de cuidar los primeros encuentros (y los venideros) marcarán el inicio del vínculo por construir, el camino a recorrer y las diferencias que aceptar.

Desde el servicio, durante los más de veinte años que lleva en funcionamiento, la acogida y sus formas, han sido muy pensadas y debatidas entre los profesionales que integran el equipo, cuyo eje vertebrador era responder fielmente a su sentido etimológico ( dar refugio/escoger la cercanía). No es baladí su importancia.

Desde el servicio, la primera o primeras citas se encuadran en el departamento y se lee junto a la persona la sentencia con el fin de aclarar todo aquello objeto de duda o cuyo lenguaje jurídico sea incomprensible. Ofrecer un espacio en el que, desde la calma, se pueda desgranar y valorar el alcance de la sentencia y las implicaciones para la vida de la persona afectada da calidez y seguridad a un encuentro que persé no es ni deseable ni cómodo. Un profesional del área social será su referente en el servicio. Y ahí la maquinaria de apoyo echa a andar.

Construir una narrativa en los encuentros que dé lugar a las emociones (pérdida de la identidad propia tras la sentencia, sentimiento de descalificación, despojo de control sobre su existencia…) dará pistas de cómo quiere el otro ser acompañado. La dimensión del acompañamiento (social/económico/jurídico) está por construir, las demandas y necesidades quedan por formular y los términos de la relación por negociar. La voluntad, deseos y preferencias de un otro junto al que caminamos serán el marco sobre el que la intervención se encuadra.

Déborah Yebra

Trabajadora Social del Servicio de apoyo a la capacidad jurídica. Fundación Manantial